No se lo digas a tu madre:
Que el brazo carga la piel en la noche
Y canta las horas más oscuras de los labios
Que el sexo se diluye en los templos abiertos
Y las rocas forman endebles pilares
No se lo digas a tu padre:
Que se ha quebrado la casa
Y el temblor se aleja gateando
No se lo digas:
En estas calles evaporadas de coches
Las manos desesperadas que se requiebran
Que nos pertenece la inmortalidad de las caras quebradas
Secas
Y los ovnis que no aparecen en el vacío
En el espacio que ocupamos nosotros
Donde ya no cabe nada