Me ofende la estulticia de tu boca sobre la piel, prosaica y húmeda crea el zurco continuo donde se planta la semilla eléctrica que yergue los vellos del cuerpo, baja impúdica y babeante sobre el vientre inmóvil de Apolo que amenaza con su flecha de fuego el paraíso.
Hiere la boca como cíclope cegado, cantando las notas guturales del inframundo, hiere hasta que la sangre corra y moje la tierra, hasta pagar el sacrificio.
Troca las palabras para volverlas delicado suplicio, goteantes prohibiciones colgadas de tu sonrisa oscura, de historias de laureles perseguidos por el implacable amo de puños ardientes, que entre la hojarasca de tus cabellos sacia su sed.
Hiere la boca como cíclope cegado, cantando las notas guturales del inframundo, hiere hasta que la sangre corra y moje la tierra, hasta pagar el sacrificio.
Bajo la lengua oculta el futuro sosiego, en babosas espirales circundantes templa la muerte. Apolo en espuma de Venus nace, y su furia aplacada los cielos de la afrenta de los hombres estultos que, ofendidos, buscan la calma de tu boca.
Sexo oral
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